Breve descripción del proyecto “Cultura Popular, Patrimonio Intangible y Callvú cultura”. ¿Cuáles son sus principales actividades o acciones?

En el transcurso del año 2015, surge el Colectivo de Colectivos Culturales a propósito de problemáticas sobre el uso del espacio público, revitalización de espacios y paisajes culturales, junto a un debate abierto sobre la complejidad de las identidades y las declaratorias patrimoniales. El patrimonio considerado como un bien que está en constante movimiento, y abre el horizonte hacia una definición creativa. Esto provoco y dinamizó al grupo de profesionales y docentes del CEJAL, varios integrantes a su vez, del Colectivo de Colectivos Culturales, y así fueron incorporados a las charlas y debates, el patrimonio cultural, los derechos culturales, el derecho a la participación, el derecho a la ciudad y el derecho del arte, como cuerpo de derechos desde donde partir en el diseño de nuevas herramientas de aplicabilidad de estos derechos.

En este arduo trabajo colectivo se procuró dar respuesta a ciertos interrogantes como: ¿qué importancia tiene la cultura en nuestra comunidad?, ¿Cuáles son los valores identitarios, patrimoniales, en que la población tiene un carácter absolutamente proactivo en su identificación, rescate, salvaguarda y perdurabilidad contemporánea? ¿hubo una evolución del espacio cultural?, ¿existen espacios culturales autogestionados alternativos?, ¿hay necesidad de una normativa sobre los espacios culturales alternativos? ¿Cuáles son los derechos ciudadanos sobre el uso comunitario del espacio público?

Con la colaboración de estudiantes y docentes de Gestión Cultural y Ciencias Políticas del Instituto de Formación Docente y Técnica No2, junto a estudiantes y docentes de la Tecnicatura en Ciencias Jurídicas con orientación en Desarrollo local de la Facultad de Derecho, más numerosos integrantes del Colectivo Cultural, se trabajó en la realización de encuestas que visibilizaron la realidad social de la comunidad y contribuyó a un trabajo que entre reuniones periódicas y debates con profesionales especializados, devino en un anteproyecto de ordenanza, que fue presentado al Concejo Deliberante en el mes de septiembre de 2016 y que aún espera su aprobación, -subida para su análisis y debate público en la plataforma web de Callvu Cultura- En dicha norma se prevé conceptos y normas habilitatorias para servicios culturales por tipologías y espacios culturales y patrimoniales, un fondo especial para la cultura comunitaria, programas de promoción y estímulo a la cultura comunitaria autogestiva, una comisión comunitaria administradora de la norma, fondos e instrumentos de implementación. Así surge la necesidad – ahora pública y compartida- de, entre otros instrumentos, realizar un registro cultural web y mapeos culturales. Y esto conllevo a la creación del sistema de registro y base de datos Callvu Cultura-

¿Cuál es la génesis del proyecto?

Como antecedente a Callvu Cultura, desde el CEJAL en el año 2008, surgió la línea de Patrimonio Vivo bajo los lineamientos de UNESCO, en la convicción de que en el Patrimonio Inmaterial – Cultura Popular, los depositarios y transmisores de saberes son su pieza clave. Patrimonio Intangible-Patrimonio Vivo nos remite al depositario de saberes heredados que a su vez enseña, reproduce y recrea, valorando, más que los productos y las creaciones, a los productores y creadores. ¿Cómo encontrarlos? ¿Cómo localizar estos saberes y personas patrimonio en el medio rural? ¿Cómo identificar la construcción cultural contemporánea desde esos saberes, no solo como memoria activa, sino como posibles Nuevos Patrimonios? Que desde la academia ni el municipio se alcanza en plenitud.

Considerando el patrimonio como algo no cerrado, ni predeterminado: un espacio compartido, en el que se establece el diálogo entre la sociedad actual y las del pasado; nuestro Sistema de Registro es un Banco de Información Cultural de construcción colectiva.. Incorporando el debate sobre si lo que hacemos es o no patrimonio; en que cada grupo humano valora más unos productos de su creación que otros, y que el tiempo ayudará a decantar aquellos aspectos más valiosos y significativos de ese quehacer y su constante autoconstrucción.

Además ya traía la experiencia adquirida en Cuba, donde trabaje precisamente en el diseño del Sistema de Registro y Salvaguarda de la Cultura Popular y Tradicional, Sustentado en el Protagonismo y la Participación Popular, Premio Andrés Bello 2003.

¿Cuándo y cómo tomaron la determinación de impulsarlo?

En simultáneo con la decisión de elaborar el proyecto de ordenanza, como herramientas complementarias y gracias a la obtención de un fondo concursable como proyecto de extensión del Ministerio de Educación, en que pudimos pagar los servicios informáticos.

¿Qué es un ecosistema cultural? ¿Cómo forma parte de él el patrimonio tangible e intangible?

La noción de ecosistema refiere a una serie de elementos interconectados que comparten un escenario común. Los agentes, espacios y eventos culturales y sus interacciones son componentes de un ecosistema cultural. Hemos diseñado, un sistema de recolección de datos en cascada, que también incorpora investigaciones e investigadores sobre temas de cultura histórica, patrimonio en todas sus variables, de manifestaciones artísticas locales, situación de segmentos vulnerables y accesibilidad, industrial experimental en torno a ítems culturales; trabajos experimentales o teóricos. Estamos construyendo un Banco de Información compartida, considerando que, desde una plataforma de saberes locales asociados a la identidad regional, se pueden adquirir nuevos conocimientos; propender a la experimentación en formatos, diseños, líneas de productos culturales y comunicativos; contribuir a la transferencia, la creación de redes y la divulgación de información entre la misma población y entre empresas y creadores. Es decir en el tiempo, también podremos medir el mundo relacional y colaborativo, patrimonio y creación contemporánea, creatividad y formación cultural en entornos urbanos y rurales, entre otros enlaces y cruces que nos remiten al conocimiento del ecosistema cultural de un territorio.

A propósito del tema de las Xmas jornadas de Arte y Derecho ¿Qué es un paisaje cultural?

El paisaje es una construcción cultural constantemente creada, recreada y evocada; es la naturaleza humanizada, que se configura en el imaginario de quien la observa y de quien la habita. El ser humano impregna su huella en la naturaleza a través de las formas históricas de ocupación territorial. Técnicas artesanales, sistemas productivos, soluciones para el aprovechamiento de los recursos naturales, procesos constructivos y formas de vida, configuran nuestros paisajes multicolores, de imágenes y texturas diversas.

Hoy precisamos asumir el patrimonio cultural con una mirada integral, renovada y contemporánea, que enfatice al ser humano como objetivo primordial de la conservación y la salvaguardia. En este contexto, lo que se ha denominado como “paisaje cultural”, es un concepto que se ha incorporado al debate académico como una categoría de gestión y manejo patrimonial, y desde la diversidad de abordajes culturales.

¿Por qué decidieron impulsar una ordenanza municipal?

Se trabajó en reinterpretar y dar sustento a demandas comunitarias detectadas y formuladas en el seno del Colectivo de Colectivos Culturales, artistas y creadores independientes, a problemáticas suscitadas en torno al derecho al uso del espacio público y gestión de centros culturales, junto a un programa de identificación y salvaguarda en numerosos modelos y variantes de apropiación social del patrimonio que demuestran el incontable hacer de la gente en construcción cultural, ligados a la identidad y su revitalización contemporánea. En investigaciones preliminares, se detectaron demandas de quienes se dedican a la actividad cultural en el Partido de Azul, y la necesidad de una norma de carácter local en defensa de los derechos culturales, los derechos de los artistas y creadores, la identificación y potencionamiento del patrimonio cultural local/regional; y la gestión de espacios de desenvolvimiento, sirviendo de base y disparador para futuros proyectos de dinámica cultural comunitaria.

¿Cuáles son los principales resultados que obtuvieron hasta el momento?

Han sido varios, desde lograr la interacción entre artistas, creadores y colectivos culturales junto a la academia, generando nuevos vínculos y lazos de confianza, en este caso concretamente con el Centro de Estudios Jurídicos para las Artes y las Letras, CEJAL, de la Facultad de Derecho, de UNCPBA. También se verifico en la ciudad, un notable incremento de dinámica cultural comunitaria en: multiplicidad de proyectos asociativos, más y nuevas interacciónes entre diferentes espacios culturales y la generación de nuevos, como NUPA o el programa Arte de noche. Con el valor agregado que solo una comunidad activa y comprometida, genera la certeza de un efectivo desarrollo endógeno y su sustentabilidad.

¿Con qué desafíos se encontraron?

Fundamentalmente dos: cambiar la mentalidad burocratico-politica, y revertir tensiones de competitividad con sectores que detectan “espacios de poder cultural”.

¿Nos podés contar qué premio recibiste en los años 1980?

Recordando bien, no fue un premio, aunque así lo haya considerado: me presente al Concurso de Becas del año 1984, y me la otorgaron en la Especialidad Arquitectura y Urbanismo- Recuperación del Patrimonio. En un momento en que el patrimonio del Salado para abajo carecía de grandes monumentos, y lo más que se reivindicaba eran las grandes estancias de eclecticismo grandilocuente.

Lo más cerca de nosotros era el siempre vigente, Martin Fierro, las acuarelas de Palliere, el renacer de Molina Campos, y la milonga campera, por cierto demasiado melancólica para ponerse de moda. Todo lo que conllevo la inmigración, la apropiación del territorio junto al criollismo, nada parecía muy patrimoniable. ¿Las ciudades, los pueblos rurales? Dijera nuestro entrañable amigo el Arq. Carlos Moreno, “un patrimonio de mucho bronce y poco cuero”

Asique la consigna con que presente el proyecto fue ¿Cuál es el patrimonio en una ciudad sin cualificación histórica ni paisajística? El director de beca fue otro entrañable amigo el Arq. Carlos Pernaut, en ese momento presidente de ICOMOS argentina, y la evaluación mensual del trabajo quedo bajo la supervisión del Arq. Osvaldo Moro, quien frente a lo que venía presentando, hizo que me otorgaran otro año más para continuarla. Este tiempo fue lo más estimulante de mi vida, y además, definió mi línea profesional hasta hoy.

El desarrollo y difusión de este trabajo en Benito Juárez, dio lugar al reconocimiento y valorización de las pequeñas y anónimas ciudades de la pampa bonaerense, lo que conllevo también al tema fortinero y el patrimonio del conflicto, de la conquista al “desierto”.

¿Qué significa para el proyecto este reconocimiento del FNA?

En esta oportunidad, el premio a “Cultura Popular, Patrimonio Intangible y Callvu Cultura” nos permite validar la construcción cultural constante de una población en su territorio. Y que sumado por la vía del uso de redes y tecnología, a otro proyecto, también ganador en el Fondo Nacional de las Artes en la línea Arte para la Transformacion Social, dirigido por la socióloga Veronica Torassa -que entre otros alcances, informatizo y llevo internet a las escuelas rurales-, hoy podemos, apoyados en la comunidad educativa, acceder a información del patrimonio, constructores culturales y saberes heredados, en casi todo el territorio rural del municipio, además de los urbanos. Esto permite información de primera línea, democratización cultural y posibilidad de planes y políticas culturales de capacidades y posibilidades poco exploradas todavía.

Pero el impacto mayor en términos afectivos, es que es un reconocimiento al trabajo llevado a cabo con el Colectivo de Colectivos Culturales, en un nuevo y sentido protagonismo de los actores culturales de mi tierra, donde quieran que se encuentren. Con este reconocimiento, hemos salido todos premiados.

¿Se puede contar brevemente quiénes fueron sus impulsores y cómo se conocieron?

Azul es una ciudad pequeña, aun así, tiene claros segmentos en grupos de afinidades, consumo y producción cultural. Las problemáticas de uso libre del espacio público para reunirse y realizar actividades culturales comunitarias, sin fines de lucro, desde distintos grupos como Recopaarte, Azul Observa, El viejo Aserradero, ente otros, son constantes. Grupos que están fuera de los círculos oficializados del arte, y fuera de los segmentos de “poder cultural” de la ciudad. Y que sumaron a ello, las dificultades para hacer encuentros de rock en espacios que congregan gran número de jóvenes, -y no tanto-, que crean y demandan en esta modalidad cultural. Todo conllevo a un encuentro masivo y definición de marcadas demandas, que fueron atendidas por profesionales del CEJAL, que en el transcurso de las reuniones, se sumaron decididamente al trabajo del colectivo. Ensamblando academia –comunidad cultural.

¿Cuáles fueron las problemáticas por el uso del espacio público que los impulsó a reunirse? ¿Se puede mencionar una o dos?

Los problemas más severos fueron las dificultades puestas por el municipio para autorizar pintar unos bancos del observatorio, obra pequeña, contemporánea que está a cargo del grupo de jóvenes Azul Observa; por desconocimiento y autoritarismo del funcionario del momento.
Se sumó a esto, que la realización de actividades culturales comunitarias, sin fines de lucro, les demandaba a los colectivos culturales, asumir responsabilidades y gastos exorbitantes, que impedían absolutamente la realización de cualquier encuentro gratuito. Un modo de decidir muy discrecional por parte del municipio, quien tiene “derecho” al uso del espacio público, y quién no.

¿Cómo accede el público o los actores culturales a la información recolectada? ¿En esta web: http://calvu.der.unicen.edu.ar?

Si, todo estará allí. La página está en proceso de familiarización por la ciudadanía, la información está aún en proceso de carga, y en prueba los procesamientos, Todo estará en la página de Callvu Cultura y administrada por nuestros becarios desde la Universidad. Por supuesto, los integrantes del colectivo conocen todas las etapas y procesos. Además esta experiencia puede ser transmitida a otros municipios, como experiencia replicable y ellos podrán decidir, su espacio de funcionamiento y los recursos humanos que deseen disponer para ello.

¿Cuánta gente participa del colectivo de colectivos culturales?

Me cuesta mucho decirte la cifra exacta, es un grupo muy móvil. Aproximadamente 200 personas, todos jóvenes artistas y aliados.

Para vos, ¿qué significa este reconocimiento después de haber recibido otra ayuda del FNA en los 80? ¿Sentís qué el círculo se cierra?

En realidad me gusta la idea de un espiral que comenzó con la ayuda del FNA en los 80, que cada vez se amplía más, y suma más gente y más proyectos. Actualmente estamos contribuyendo a que más grupos organicen presentaciones para otros concursos, dando acceso a un universo de posibilidades a diferentes proyectos y creadores que no siempre se enteran o no creen poder acceder.

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